BARRERAS EN SERVICIOS DE SALUD PARA LAS PERSONAS LGBT
Buscar servicios
de salud puede ser asunto rutinario, para cualquier persona heterosexual. Pero
para las personas LGBT puede ser algo más complicado. Es bastante probable que
estemos de acuerdo en que existe un prejuicio a nivel mundial contra las
personas LGBT. Si tiene alguna duda debe
bastar con señalar que ser homosexual es ilegal en 81 países alrededor del
mundo, y te puede costar la vida en al menos10 de ellos. Esos mismos prejuicios
pueden en ocasiones ser observados en el ofrecimiento de servicios de salud.
Los prejuicios no debiesen existir en las profesiones de salud. Pero
el prejuicio no es asunto solo de personas no educadas. Diversos estudios han
documentado que las personas LGBT han reportado rechazo de parte de proveedores
de servicios de salud, abuso verbal, y conducta poco respetuosa. Debemos
recordar que los profesionales médicos son personas que nacen y crecen en
familias tradicionales, algunas de las cuales pueden tener prejuicios contra
las personas LGBT, y trasmitírselos a sus miembros; el médico que te va a
atender incluido. Se supone que atraviesen en su adiestramiento profesional un
proceso de formación donde se revisen estos asuntos pero en ocasiones los
prejuicios pueden ser tan profundos o tan centrales que permanecen.
Los estudios sobre el prejuicio contra personas LGBT en servicios de
salud clasifican los mismos en 3 tipos de prejuicios y 2 tipos de barreras
diferentes. El primero sería el prejuicio
expresado. Este se refiere a las conductas explícitas que expresan rechazo.
Entre estas podemos contar la utilización de epítetos verbales, evitar al
paciente, discriminación abierta, e inclusive violencia. Luego tenemos el prejuicio sentido, este se refiere a
cuando se decide esconder la preferencia sexual o identidad de género para
evitar el prejuicio expresado. Este puede ser adaptativo pues se puede entender
como una medida de prevención personal. Finalmente tenemos el prejuicio internalizado, este ocurre cuando
las personas aceptan la legitimidad del prejuicio. Este puede ser un caso
triste porque la persona afectada ha aceptado que algo mal ocurre en él o ella
y aceptar ser discriminado. Este puede conducir a la denigración de sí mismo, o
ser una manifestación de la homofobia interna.
Entre las barreras que pueden enfrentar las personas LGBT a la hora
de buscar servicios de salud se encuentran las barreras personales. Estas son creadas por actitudes, creencias y
conductas de individuos dentro del sistema de cuidado de salud. Estos son
prejuicios personales que son llevados al área de trabajo y al ofrecimiento del
servicio. Entre estas se encuentran el prejuicio expresado, el prejuicio
sentido, y el prejuicio internalizado. Tenemos
entonces las barreras estructurales que operan independientemente de las
actitudes individuales. Algunos ejemplos pueden incluir sistemas de salud que
limiten el acceso a beneficios de matrimonio para personas LGBT, y seguros de
salud que no cubren operaciones de reasignación de sexo a transexuales.
Es importante aclarar que lo que se espera no es que todos los
profesionales de salud tengan que estar
de acuerdo con los estilos de vida de personas LGBT. Lo que se espera es que
puedan separar sus prejuicios personales de su ejecución profesional y ofrecer
servicios de calidad sensibles a las necesidades de todas las poblaciones que
sirven.
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