GAY IS THE NEW BLACK
Estoy seguro que a todos nos ha pasado. Estas en el trabajo, en la universidad o dónde sea, conoces a esta chica que parece ser muy chévere, que tan pronto se entera que eres gay se le enciende la mirada. Le brillan ojos como a una niña de ocho años que acaba de entrar a la tienda de Kitty; y así como por obra del destino te conviertes en su nuevo mejor amigo.
Seguido de ese momento mágico le entra la chispa de curiosidad y comienza la ristra interminable de preguntas personales e impertinentes: “¿Tu familia lo sabe?”, “¿Cómo se enteraron?”, “¿Cómo lo tomaron?”, “¿Eres el hombre o la mujer?”, y mi favorita “¿Eso duele, verdad?”.
En medio de este interrogatorio interminable me pregunto: ¿cómo es que llegamos a estar en esta posición? ¿Cómo pasamos de ser “esa cosa rara” a ser una novedad?
Desde el éxito de la serie televisiva Will & Grace el tener un amigo gay se ha puesto súper de moda. Con esta serie los productores de la cadena de televisión NBC abrieron la Caja de Pandora y el tema “Gay” dejó de ser un tabú en nuestra sociedad para convertirse así en una moda. No cabe duda que la comunidad homosexual tiene mucho que agradecer a esta serie. Desde que salió al aire en 1998 muchas personas ajenas a nuestra comunidad se han vuelto más receptivas y poco a poco se han roto barreras y estigmas; pasamos de ser un tabú a ser “seres vivos”.
No obstante, existen otros estigmas que se han perpetuado y es importante que como comunidad ayudemos a romper con ellos. Es importante que todos entiendan que los “gays” somos más que meras curiosidades vivientes. Somos personas, seres humanos con personalidades distintas que no todas caen dentro de un estereotipo.
Nunca falla, sales de fiesta con tu nueva media naranja (o medio limón según sea el caso) y te tiene que presentar a todas sus amistades, “Hey! Este es mi amigo Juan, él es gay”. Ya no eres una persona, no eres un hombre, eres ¡GAY! Y así vez como toda tu vida, tus experiencias, tus conocimientos, toda tu persona se definen en tres letras. Te ponen el sello en la frente como a una lata en la góndola, o mejor dicho, como a un animal en el zoológico.
Una vez etiquetado te encuentras con otra chica, que se cree Cupido y que casualmente también tiene un mejor amigo gay. “Ay yo tengo un amigo gay, se llama Luis. ¿Lo conoces?”. ¡Claro! como los gays somos una especie pequeña en dónde todos nos conocemos, y solo existe un gay llamado Luis ella queda perpleja, sorprendida ante el hecho que no conoces a su gay llamado Luis. “Bueno eso no es nada, te lo voy a presentar. Él también es gay se van a llevar muy bien”. Por su puesto, la chica te conoce hace tres minutos, pero eres gay al igual que Luis así que ya son la pareja perfecta. Evidentemente para nuestra nueva amiga, al igual que muchas personas, pierden de perspectiva (si es que alguna vez la tuvieron) que somos personas con personalidades distintas y que al igual que en cualquier relación heterosexual tener una preferencia en común no es suficiente.
La noche no se acaba aquí. Luego que hayan cuadrado un “date” con el gay llamado Luis hay que socializar con los chicos “open minded” del corillo. De estos hay dos tipos: los que no le molestas que tú vivas mientras lo respetes, y los que piensas que eres “cool” porque los gays son seres vivos. El primer grupo claramente se siente incómodo con la presencia de un homosexual. Sin embargo nos tolera mientas los respetemos, y por respeto se refiere a no le hables, no lo mires y ni te acerques. Es lógico que se sienta así: él es hombre, a nosotros nos gustan los hombres y puede que nuestro instinto homosexual se apodere en cualquier momento y llevarnos a hacer avances sexuales.
El segundo grupo de chicos “open minded” es un poco más complejo, también se les conoce con el nombre de “gay friendly”. Estos al igual que tu nueva mejor amiga quieren hacerte sentir bienvenido y dejarte saber lo modernos y “open minded” que son. “Mano yo sé que tú eres gay, pero yo te respeto”, “Viste el otro día conocí a un gay, pero era bien respetuoso. Se llama José, lo conoces? ”A pesar de sus buenas intenciones no se dan cuenta que caen en lo mismo que el primer grupo, te ponen el sello de lo que ellos piensan que es ser gay y eso es lo que eres y nada más. Esto es igual de ofensivo; al decir “es gay, pero respetuoso” está presuponiendo que la norma es que los gay seamos irrespetuosos y que por excepción el gay llamado José no lo es. Es con estos comentarios en donde vemos que se asoma el prejuicio. Con esto se asume que por ser gay es normal que sea irrespetuoso y todo aquel gay que no lo sea es una excepción.
Sin duda estamos mejor parados que hace veinte años. Es mejor ser esa cosa llamada gay, que vivir en el armario. Pero a pesar de estar mejor parados no significa que estamos bien parados. Esto no significa que el discrimen y los prejuicios se han acabado. Estos siguen muy presente, de una manera más implícita en algunos sectores de la sociedad pero presente. Es por eso que cuando nos encontremos con este tipo de situación hay que educar a nuestros compañeros y dejarles saber que somos más que meros seres vivos, somos personas, seres humanos, cada uno con su personalidad al igual que una persona heterosexual. Veamos estos como una oportunidad de educar y corregir para así ser respetados; y para que generaciones futuras no tengan que lidiar con este tipo de situaciones. Recuerden que al no corregir un error lo perpetuamos.
Seguido de ese momento mágico le entra la chispa de curiosidad y comienza la ristra interminable de preguntas personales e impertinentes: “¿Tu familia lo sabe?”, “¿Cómo se enteraron?”, “¿Cómo lo tomaron?”, “¿Eres el hombre o la mujer?”, y mi favorita “¿Eso duele, verdad?”.
En medio de este interrogatorio interminable me pregunto: ¿cómo es que llegamos a estar en esta posición? ¿Cómo pasamos de ser “esa cosa rara” a ser una novedad?
Desde el éxito de la serie televisiva Will & Grace el tener un amigo gay se ha puesto súper de moda. Con esta serie los productores de la cadena de televisión NBC abrieron la Caja de Pandora y el tema “Gay” dejó de ser un tabú en nuestra sociedad para convertirse así en una moda. No cabe duda que la comunidad homosexual tiene mucho que agradecer a esta serie. Desde que salió al aire en 1998 muchas personas ajenas a nuestra comunidad se han vuelto más receptivas y poco a poco se han roto barreras y estigmas; pasamos de ser un tabú a ser “seres vivos”.
No obstante, existen otros estigmas que se han perpetuado y es importante que como comunidad ayudemos a romper con ellos. Es importante que todos entiendan que los “gays” somos más que meras curiosidades vivientes. Somos personas, seres humanos con personalidades distintas que no todas caen dentro de un estereotipo.
Nunca falla, sales de fiesta con tu nueva media naranja (o medio limón según sea el caso) y te tiene que presentar a todas sus amistades, “Hey! Este es mi amigo Juan, él es gay”. Ya no eres una persona, no eres un hombre, eres ¡GAY! Y así vez como toda tu vida, tus experiencias, tus conocimientos, toda tu persona se definen en tres letras. Te ponen el sello en la frente como a una lata en la góndola, o mejor dicho, como a un animal en el zoológico.
Una vez etiquetado te encuentras con otra chica, que se cree Cupido y que casualmente también tiene un mejor amigo gay. “Ay yo tengo un amigo gay, se llama Luis. ¿Lo conoces?”. ¡Claro! como los gays somos una especie pequeña en dónde todos nos conocemos, y solo existe un gay llamado Luis ella queda perpleja, sorprendida ante el hecho que no conoces a su gay llamado Luis. “Bueno eso no es nada, te lo voy a presentar. Él también es gay se van a llevar muy bien”. Por su puesto, la chica te conoce hace tres minutos, pero eres gay al igual que Luis así que ya son la pareja perfecta. Evidentemente para nuestra nueva amiga, al igual que muchas personas, pierden de perspectiva (si es que alguna vez la tuvieron) que somos personas con personalidades distintas y que al igual que en cualquier relación heterosexual tener una preferencia en común no es suficiente.
La noche no se acaba aquí. Luego que hayan cuadrado un “date” con el gay llamado Luis hay que socializar con los chicos “open minded” del corillo. De estos hay dos tipos: los que no le molestas que tú vivas mientras lo respetes, y los que piensas que eres “cool” porque los gays son seres vivos. El primer grupo claramente se siente incómodo con la presencia de un homosexual. Sin embargo nos tolera mientas los respetemos, y por respeto se refiere a no le hables, no lo mires y ni te acerques. Es lógico que se sienta así: él es hombre, a nosotros nos gustan los hombres y puede que nuestro instinto homosexual se apodere en cualquier momento y llevarnos a hacer avances sexuales.
El segundo grupo de chicos “open minded” es un poco más complejo, también se les conoce con el nombre de “gay friendly”. Estos al igual que tu nueva mejor amiga quieren hacerte sentir bienvenido y dejarte saber lo modernos y “open minded” que son. “Mano yo sé que tú eres gay, pero yo te respeto”, “Viste el otro día conocí a un gay, pero era bien respetuoso. Se llama José, lo conoces? ”A pesar de sus buenas intenciones no se dan cuenta que caen en lo mismo que el primer grupo, te ponen el sello de lo que ellos piensan que es ser gay y eso es lo que eres y nada más. Esto es igual de ofensivo; al decir “es gay, pero respetuoso” está presuponiendo que la norma es que los gay seamos irrespetuosos y que por excepción el gay llamado José no lo es. Es con estos comentarios en donde vemos que se asoma el prejuicio. Con esto se asume que por ser gay es normal que sea irrespetuoso y todo aquel gay que no lo sea es una excepción.
Sin duda estamos mejor parados que hace veinte años. Es mejor ser esa cosa llamada gay, que vivir en el armario. Pero a pesar de estar mejor parados no significa que estamos bien parados. Esto no significa que el discrimen y los prejuicios se han acabado. Estos siguen muy presente, de una manera más implícita en algunos sectores de la sociedad pero presente. Es por eso que cuando nos encontremos con este tipo de situación hay que educar a nuestros compañeros y dejarles saber que somos más que meros seres vivos, somos personas, seres humanos, cada uno con su personalidad al igual que una persona heterosexual. Veamos estos como una oportunidad de educar y corregir para así ser respetados; y para que generaciones futuras no tengan que lidiar con este tipo de situaciones. Recuerden que al no corregir un error lo perpetuamos.
por Eduardo Petardo
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